
Algunos saben desde pequeños, qué les gustaría ser y con facilidad inician su camino vocacional al terminar el secundario. Lamentablemente, a veces descubren tardíamente, que eso no era lo que les gustaba. Se necesita un golpe de timón y no es fácil, cuando por tantos años alimentaste la fantasía de ser aquello soñado.
Para otros en cambio, se hace preciso desde el primer momento, tener que plantearse una serie de interrogantes y realizar un asesoramiento en profundidad, para entender qué es lo que desea “ser/hacer” en su vida. Se trata de un proceso relativamente corto y que apunta más a aquello que te hará feliz, que a aquello en lo que sos bueno.